20 de julio de 2017

DE WILPATTU A MIHINTALE

Hoy toca madrugón de los de verdad. Hemos quedado con nuestro guía a las 5 de la mañana para ir a Wilpattu. Nos levantamos a las 4.30. David se despierta sin problemas pero Laura sigue profundamente dormida, así que la cargamos  hasta el hall del hotel. Como no hay luces en el inmerso jardín que separa nuestro bungalow de la recepción del hotel, y teniendo en cuenta que aquí hay monos, lagartos, murciélagos, ardillas, y insectos del tamaño de una nuez, decidimos ir bien pegaditos alos niños, linterna en mano. Al llegar a la recepción, tampoco hay luz. Las sombras de las columnas se proyectan en los  altos techos. Todo es misterioso y emocionante a la vez, especialmente para David, que vive el momento a lo Indiana Jones.  Pensamos que seguramente, han cortado la luz en todo el recinto. 

El chico de recepción nos entrega nuestros desayunos. Nuestro guía saca la luz del teléfono. De repente,aparece otro chico, que se va a un rincón y...ui, enciende la luz.  A las 6h ya estamos en la entrada del parque. No se puede visitar sin guía- conductor. Necesitas contratar un jeep (hay varias compañias ) para entrar. En los alrededores del parque hay hoteles que ofrecen dichas excursiones y por internet hay también varias compañías. Los jeeps pueden ser pueden ser privados o compartidos. 




La aventura dura casi 4 horas y incluye parar para desayunar a los pies de un lago. Durante las primeras horas vemos un sinfín de animales. Desde los más pequeños y coloridos pájaros hasta el enorme e imponente de los animales, el elefante. Vemos monos, cocodrilos, jabalíes, ciervos, pavos reales, un lagarto, e incluso un oso! Lo más espectacular, sin duda alguna, es para mi, el elefante.
Lo más impresionante es poder ver a los animales en su hábitat, sin colores, montajes ni florituras. De echo vemos la escena de unos zorros intentando dar caza a un ciervo, fallida. El ciervo corre más. 


A la hora del desayuno, unos divertidos monos nos observan alborotados. Uno de ellos salta de forma rápida e inesperada al lado de Laura, abre la caja del almuerzo y nos roba una manzana roja, que se lleva a la boca para darle un mordisco. Laura ni se inmuta, yo pego un grito y David se queda boquiabierto. A los pocos segundos nos da a todos un ataque de risa. A la vuelta, a pesar de los baches, los peques se quedan dormidos. Tenemos que admitir que al principio pensamos que madrugar tanto era un poco exagerado, teniendo en cuenta que hay tours a media mañana y por la tarde. Al irnos constatamos que durante la última hora del tour, ya no vemos ningún otro animal. El guía nos explica que por el calor ya es más difícil. Nos consta que al atardecer también es un buen momento para visitar el parque de Wilpattu, el más grande de Sri Lanka. Es el que está más al norte, quizás por eso, todavía no es el más visitado. Las huellas de la guerra civil, que acabó tan solo hace unos años (en el 2009 ) todavía no se han borrado.

A las 11h ya estamos en el hotel. Nos merecemos un poco de piscina, una buena comida y una siesta corta, antes de emprender de nuevo la marcha. Por la tarde nos vamos a Mihintale, la cuna de la llegada del budismo a Sri Lanka. Sus 1840 escalones, no nos impiden disfrutar del final del camino; un buda en posición de teaching, una hermosa pagoda blanca y la escarpada roca donde Mahinda puso a prueba al rey Tissa, antes de combertirlo al budismo.









Además de unas vistas impresionantes al atardecer. Subir la roca no es para personas vertiginosas. El suelo patina y solo una barandilla sirve de protección, así que los niños no suben y esperan pacientes con Jordi, mientras ven a una mamá mono transportar agarrada como una garrapata en la barriga a su cría. Sólo por eso ya ha valido la pena el esfuerzo.
Tengo que decir, que la mitad de los escalones nos los ahorramos, ya que Danu nos sube con la furgoneta hasta un parking que hay a mitad de camino. Aún así, los niños se portan como unos campeones ( se sube descalzo )

Volvemos al hotel, derrotados, pero emocionados porque ha sido genial.
La cena, esta noche, no es de buffet como las anteriores, porque quedamos pocos huéspedes en el hotel. Escoger el menú nos parece peligroso y picante, muy picante. Aún así, nos sorprenden con un delicioso pescado con verduras y patatas fritas que los niños devoran entusiasmados, con ketchup. 

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